Publicación: Análisis de crecimiento y parametrización del modelo Aquacrop para un cultivo comercial de maíz tecnificado en condiciones de la altillanura colombiana
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Resumen en español
Desde finales del siglo XVIII, las actividades de los humanos han cambiado la composición de la atmósfera, influenciando el clima del planeta, esto se conoce como cambio climático global; nuestro creciente conocimiento sobre los ecosistemas de la Tierra influye en las estrategias que utilizamos para manejar los recursos y al medio ambiente (Ulloa, 2013). La agricultura es extremadamente vulnerable al cambio climático, el aumento de las temperaturas termina por reducir la producción de los cultivos deseados, a la vez que provoca la proliferación de malas hierbas y pestes, los cambios en los regímenes de lluvias aumentan las probabilidades de fracaso de las cosechas a corto plazo y de reducción de la producción a largo plazo. Aunque algunos cultivos en ciertas regiones del mundo puedan beneficiarse, en general se espera que los impactos del cambio climático sean negativos para la agricultura, amenazando la seguridad alimentaria mundial (Nelson et al. 2009). Si tenemos en cuenta que según las cifras del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR), en el año 2011 la superficie agrícola del país ascendió a 4,9 millones de hectáreas, un poco más de la mitad de esta se dedicó a la siembra de cultivos permanentes (60%) y el resto al establecimiento de cultivos de carácter transitorio (33%) y forestal (7%). En dicho año, la producción agrícola alcanzo los 25,1 millones de toneladas, de las cuales el 66% correspondió a la producción agrícola permanente y el 34% restante a la de los cultivos de ciclo corto; adicionalmente, el país tiene una notoria utilización del potencial forestal, pues utiliza, explotaciones de bosques nativos dentro de la frontera agropecuaria, un total de 7,4 millones de hectáreas, mientras el potencial estimado esta entre 16 y 25 millones de hectáreas para explotaciones comerciales (PNUD,2011).